El son de los novios

 


Danza tradicional en los casorios campesinos. Cuando la pareja de novios venía de lejos a casarse a la villa o pueblo, el novio traía a su prometida a la "polca" (montada en el anca y a "a la mujeriega" (con ambas piernas del mismo lado del caballo)). Venía seguido de un hermoso cortejo de padrinos a caballo, cada uno con su respectiva compañera de madrina. 

Cuando regresaba ya casado, volvía con su mujercita por delante suyo, sentada en la montura como que ya era su propiedad. Al llegar al rancho, familiares, amigos y parientes los esperaban a la entrada de los corrales al grito de "Vivan los Novios": Habían descargas y salvas de pólvora, cohetes y sones alegres de marimbas hasta que entraban al salón destinado a la fiesta profusamente adornado. 

En largas mesas y en el suelo se apiñaban los regalos de los invitados. La marimba, guitarras, quijongo y chirimías, iniciaban la melodía "El Son de los Novios", mientras ellos desfilaban por el salón. A la novia le ponían en el regazo un gran guacal, nuevecito y labrado con primor, y al novio, una "mochila" o bolsa grande tejida con ebras de plata. 

Los novios iniciaban el baile en el centro del salón y al rato, los padrinos, por orden de jerarquía, los familiares y amigos, esperaban turno, para bailar con la pareja. La madrina, apercollaba al novio y los padrinos a la novia, para bailar unos compases con ellos. Todos querían el privilegio de bailar con los recién casados, pero cada uno al bailar, colocaba regalos efectivos o monedas tanto en el guacal de la desposada, como en la mochila del nuevo marido. Ese honor era recompensado con puñado de monedas, hasta llenarlos. 

Esos obsequios en dinero era para procurar su felicidad en su luna de miel y en sus primeros días de matrimonio. Cuando la pieza terminaba, todos se sentían orgullosos de haber bailado con la pareja y de haberle dejado su presente en efectivo en el guacal de los novios.

Y seguía la fiesta hasta la madrugada. De vez en cuando amenazaba con terminarse "la chuscusa" (el dinero) o ya se había cumplido, el contrato de los marimberos y nadie quería regresar tan tarde a sus casas, sino aprovechar la fiesta hasta la amanezca; volvían a pedir a los recién casados al grito de "Vivan los Novios", que regresaran a bailar la danza. Esta repetición les permitía a los invitados volver a bailar con los recién casados, a la vez que se volvía a repetir la "colecta" y así había dinero para mandar a traer más guaro, a la vez que más dinero para pagar otras horas de música a los de la marimba. 


Fuentes:

Audio e ilustración: Diriá, M. (2021, 12 de enero). El son de los novios. En Los Promesanos. Bandcamp. https://marimbadiria.bandcamp.com/track/el-son-de-los-novios

Texto: Ramírez Sáizar, J. (1979). Folclor costarricense, pp. 114-115. San José, Costa Rica: Editorial "Imprenta Nacional".


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