Una leyenda, y algunas creencias antiguas del valle de Orosi

 Una leyenda, y algunas creencias antiguas del valle de Orosi


Ilustración por Juan Manuel Sánchez, en: Sáenz-Elizondo, C., L. (1972). Las semillas de nuestro rey, 1 ed., p. 49. San José, Costa Rica. Imagen con fines ilustrativos.

 

He resaltado las PARTES MÁS IMPORTANTES EN NEGRITA

La leyenda de la Piedra Blanca

Hoy no se halla en estas comarcas gente anciana indígena que pueda referir alguna tradición o leyenda de los primitivos habitantes. Algo que tiene visos de leyenda es lo que me refirió una india que frisaba en los 80 años al preguntarle yo cómo se explicaban los indios la formación del mundo y del hombre y es lo siguiente:

Una ave inmensa, alimentada con frutas celestiales por todos los dioses, volaba en el espacio y defecaba continuamente, y de sus deyecciones se formó la tierra con sus continentes y mares y montañas y bosques; un pedazo de fruta celestial que se le cayó al ave, pudrióse en la tierra y entonces, aparecieron los primeros indios y después todos los demás animales; una mujer apareció más tarde traída por el ave o pájaro a la tierra y los indios eran alimentados y vestidos por ella, pero ellos no podían verle el rostro, solo sabían que era mujer por su luenga cabellera negra que caía hasta sus talones y por el delicado timbre de su voz.

Vivían los indios felices sin pensar en trabajar para alimentarse, pues la mujer, cuyo rostro solo podían ver los dioses, les daba cuanto necesitaban volviendo ella los brazos hacia atrás, donde estaban implorando los pedigüeños. Una vez un joven atrevido, enamorado de aquella mujer, se adelantó para verle el rostro y al momento la mujer desapareció con la choza que habitaba, y empezó a formarse una gran laguna con la lluvia que caía en aquel lugar. Dicen que existe esa laguna en territorio de Talamanca y en medio de la laguna una piedra blanca y encima de la piedra un pájaro pardo, que sirve a los indígenas de señal de buen o mal tiempo, pues cuando el pájaro está vuelto hacia el norte es señal de verano y cuando está vuelto hacia el sur es señal de lluvia o mal tiempo.

Cuando nace entre los indios un niño con la mano izquierda apuñada, hay que llamar al cacique y al "suquia", pues únicamente ante la suprema autoridad de la tribu y a las evocaciones del sacerdote aquel niño abre la mano y muestra una piedrecita blanca, pequeño fragmento de la piedra blanca de la laguna, que los buenos dioses introdujeron en el vientre de la madre en el tiempo de la gestación como regalo u ofrenda celestial: la piedrecita blanca del niño la guarda el sacerdote o "suquia" para entregársela al mismo niño cuando esté grande, como amuleto precioso o insignia mágica de su poder maravilloso pues aquel niño será más tarde un nuevo "suquia".


Creencias

Hasta aquí la leyenda de la anciana y por lo demás existen muchísimas supersticiones… por ejemplo, para explicarse los fenómenos eléctricos del rayo, relámpago y trueno, los indios decían que los dioses enviaban a unos jóvenes gallardos como guerreros, provistos de un carcaj de plata lleno de flechas de oro para que diesen muerte a unas serpientes grandes y negras que amenazaban destruir la tierra: esos jóvenes, que no traían más vestido que la nube en que venían, disparaban de lo alto sus áureas flechas sobre las cabezas de las serpientes, que al sentirse heridas se agitaban y mugían hasta que morían. La lluvia benéfica venía después a limpiar la tierra de la sangre nociva de las serpientes. (Picado, pp. 522-523)

Por otra parte, el naturalista Alexander Von Frantzius, en una visita al valle de Orosi (1860-1861), escribió “cerca del lugar en que el río del Aguacaliente se une con el río Grande… pasa el río cerca de una roca que sobresale, formando un fuerte remolino. En este punto, según la leyenda, hay un tesoro de valor incalculable, hundido. Los indios… son extraordinariamente supersticiosos y hay entre ellos muchas tradiciones que no son sin embargo de origen indio antiguo, sino que proceden, en su mayor parte, de los misioneros (*) … Asustan a los niños con la "Coyota llorona", es decir con "la loba negra que aúlla". Cuentan que una vez una india que mató a su hijo fue transformada en una loba negra, y desde entonces vaga por las noches y espanta a los hombres con sus aullidos. Hay otro monstruo que desempeña el principal papel en sus consejas. Este tiene la forma y la talla, las garras y la cola de un manatí, es muy peludo como un perezoso, está provisto de una melena y es manchado como un tigre. Cuando la gente pasa sobre el puente colgante hace a veces crecer el río, produce una nube y devora a los hombres. Se dice que solo lo ven aquellos a quienes se come." (Hilje, p. 93)

 

Nota:

*A pesar de esta afirmación, si bien existen cuentos de origen europeo entre el folklore del valle de Orosi, las creencias mencionadas aquí sí parecen ser de origen indígena, ya que los seres mencionados presentan paralelismos con espíritus de la mitología talamanqueña relacionados a la creación de la tierra, las tormentas y las cabezas de agua.

 

Referencias



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