El origen de la frase ¡Cartago Vive! (1911)
El origen de la frase ¡Cartago Vive! (1911)
…Cartago resurgía una vez más, quebrantada, sí, pero llena de fe, esperanza y profunda convicción hacia la vida. Convicciones, que arraigadas en las acciones de muchos héroes y heroínas, en la fuerza de sus hijos, dieron origen a la frase ¡Cartago Vive!, titular de un editorial publicado en La Información del 3 de junio de 1911 que resumía en pocas palabras, el esfuerzo, la existencia y el ser de Cartago por levantarse de los escombros…pasadas unas cuantas décadas, el titular de aquel editorial “Cartago Vive” se convirtió en parte del cartaginés y estuvo dando vueltas por en la cultura cartaginesa hasta que se incorporó a una de las canciones del Club Sport Cartaginés, y de alguna manera, se convirtió en una manifestación poética indirecta.
La frase “Cartago Vive” surgió como una respuesta a un comentario periodístico ofensivo publicado en la página dos de La Prensa Libre del 1 de junio de 1911, en el artículo titulado “El folleto del Sr. Jiménez: En defensa del contrato de construcciones” (1), que decía:
“...si el deseo de reconstruir Cartago, en categoría de gran ciudad, es lo que había dado margen al contrato con don Wenceslao de la Guardia –que tantos intereses viene a herir–, es cometer una injusticia con el país, atándolo á un compromiso peligroso, en el empeño de dar á esta ciudad muerta desde antes de los temblores, mayor importancia de la que por si misma pueda tener en relación con el desarrollo del progreso de la provincia.”
Tal opinión llenó de indignación a los cartagineses y a un sector de la población nacional, que más allá del análisis y crítica de las condiciones en que se llevó a cabo el contrato de construcción, no ameritaba tan peyorativa expresión para una ciudad que luchaba por levantarse. En respuesta, el crítico editorial “Cartago Vive” (2) argumentaba porque Cartago no era una “ciudad muerta”. En uno de sus párrafos exponía:
“Cartago no ha estado muerta nunca, sino que al contrario, es la ciudad que más enérgicamente ha mostrado el germen imperecedero de su vida. Ha resistido no uno sino muchos terremotos; y á cada nuevo golpe se levanta con mayores energías, siempre con más anhelo de vivir.” (Granados, 2024, pp. 23-24)
Pasó el
tiempo y prácticamente se olvidó aquél grito de lucha, hasta que hace más de
una década, casi
simultáneamente, el periodista cartaginés, José Rafael "Negro"
Sancho Juárez ya fallecido, la hizo muy popular, cómo contertulio del programa "Sensación
Deportiva" del periodista Leonel Jiménez. Casi paralelamente, el
músico Carlos "Pituza" Gutiérrez, aficionado al decano del fútbol
nacional y centroamericano, le compuso un himno, en que un estribillo
pegajoso dice "Cartago vive...vive, vive" el que ha calado tanto
que ya se convirtió en una identificación del equipo brumoso. (El Pilarico
Informa Tres Rios, 2022)
Hoy, más allá de las fronteras del fútbol como una expresión de la cultura popular que sacó la frase “Cartago vive” de su tímido deambular por la memoria de los cartagineses de finales del siglo XX, donde pocos recordaban el resurgimiento de la ciudad sumidos en la rutina y cuya frase existía anidada en la subconciencia, y la transformó en el verso de una canción como “¡Vive, vive, Cartago vive!”, siendo hasta cierto punto un frenesí deportivo, “Cartago Vive” es el verso que resume la historia tesonera, noble y leal de los cartagineses por su ciudad. Es el verso que encierra el alma resurgente de Cartago que supera cualquier referencia a un eslogan o lema de identidad deportiva. (Granados, 2024, p. 24)
Nota:
A continuación, se
transcriben ambos artículos mencionados:
1]
El Folleto del Sr. Jiménez
En Defensa del Contrato de Construcciones
___________________________________________________________________________________
Decíamos ayer que al el
deseo de construir Cartago, en categoría de gran ciudad, es lo que había dado
margen al contrato con don Wenceslao de la Guardia, -que tantos intereses viene
a herir,- es cometer una injusticia con el país, atándolo a un compromiso
peligroso, en el empeño de dar a esa ciudad muerta desde antes de los
temblores, mayor importancia de la que por sí misma pueda tener en relación con
el desarrollo del progreso de la provincia.
Pero el señor Jiménez,
aunque sabemos ha expresado que ese sería el único modo de reconstruir Cartago,
no dice en su folleto que haya sido ese el móvil principal del contrato con el
señor de la Guardia, sino que tornándose en altísimo filántropo, quiere "dar
a las clases de limitados recursos, en Cartago como en San Jose y el resto del
país, casas limpias e higiénicas, en vez de las oscuras en que antes vivían y
siguen viviendo."
Bella, sublime idea que
hace alto honor a los delicados sentimientos del señor Jiménez; solo que para
realizarla, como Presidente de la Republica quiere que el Estado se convierta
en padre de los desheredados, y, por una parte "se prive temporalmente de
unas cuantas entradas fiscales", y por otra "organice el trabajo de
construcción y preste su garantía" a los que quieran hacerse construir una
mansión, para que ataje así el Estado "ese proceso social que va haciendo
cada vez más sabrosa la condición de los ricos y más angustiosa la condición de
los pobres", dándoles para ello casa en que vivir, así como les da
educación a los niños, curación en los hospitales a los enfermos, y asilo a los
locos en el Hospicio.
Preciosa doctrina
comunista, muy buena en la teoría pero que sería imposible en la práctica,
porque solo llegaría a formar holgazanes que quisieran vivir a costa del
Estado, y para sostener los cuales tendrían que poner su concurso los hombres
de trabajo. Es decir, que el número de los que habrían de vivir del trabajo de
los demás, -y que ya es crecido con los que por A o por B encuentran arrimo en
el Presupuesto con empleos inútiles, pensiones y otras gracias, se aumentaría
con todos los que quisieran tener casa por cuenta del Estado.
Ese comunismo es una
utopía; no ha podido ponerse en práctica en naciones más adelantadas en el arte
de gobernar y más ricas que la nuestra, [*] y es inconcebible que un hombre tan
buen juicio como el Sr. Jiménez, que se había manifestado tan practico en todos
los asuntos de la vida y en todas sus teorías de Gobierno, quiera establecerlo
aquí en Costa Rica, en donde la gente de trabajo es poca, en donde la tendencia
a vivir del Estado es grande, y en donde los recursos con que se cuenta no
alcanzan para las necesidades ya creadas, como lo muestra la deuda exterior,
para la cual hay hoy un serio compromiso, y como lo prueba el rápido, creciente
y grande aumento de la deuda interior en los últimos años.
Pero el señor Jiménez
tiene una disculpa en su ofuscación: su amor a Cartago, la tierra de las
nieblas donde vio la luz; la tierra fundada por los Vásquez de Coronado, sus
antepasados, y en donde él pasara esa infancia que nunca se olvida, y esa
primera juventud, nido de ilusiones y madre de goces que no vuelven nunca: la
ciudad de sus afectos primeros y aquella en donde se alza, -a pesar de los
terremotos que todo lo derribaron, - la estatua de su ilustre padre don Jesús
Jiménez.
Pongámosle pues a don
Ricardo a cuenta de su error al pretender hacer de Costa Rica un Estado
comunista, su amor a Cartago, y dejemos para luego el seguir examinando su
Folleto.
_________________________________________________________________________
(*) Ya
en "La República" anotó el señor don León Fernández Guardia, que el
ejemplo de Inglaterra que cita el señor Jiménez no es pertinente, pues los
motivos especiales por los que prestó sumas a los irlandeses para hacerse de
terrenos de labor y casas para cuidar esos terrenos, no los tenemos en Costa
Rica, en donde ninguna Irlanda lucha por adquirir su independencia. En cuanto
al auxilio que dio Inglaterra para que se reedificaran las casas que botó el
terremoto en Jamaica, anota también el señor Fernández Guardia, que era natural
ese paso, porque los Estados Unidos están muy cerca de esa isla, y a Inglaterra
no le conviene que penetren allí capitales yankes.
A más de esto que anota
el señor Fernández Guardia hay que tener en cuenta la cortedad del auxilio en relación
con la riqueza y el poder de Inglaterra. Costa Rica también dio un auxilio, y
no escaso para reconstruir las casas de los pobres de Cartago, pero ya dijimos
ayer en que se gastó. Si con el millón gastado allí se hubieran construido
quinientas casitas de a dos mil colones, hoy quinientas familias pobres tendrían
decente albergue, y Cartago no tiene, ni con mucho, quinientas familias pobres.
(La Prensa Libre, 1911, p. 2)
2]
Cartago vive
Una sorpresa muy
desagradable nos produjo la lectura del artículo del contrato de construcciones
que apareció en “La Prensa Libre” de antenoche, porque no consideramos que para
combatir ese proyecto sea necesario lanzar una ofensa tan colectiva a una
comunidad tan progresista, tan llena de vida, coma la ciudad de Cartago.
En quien llama a Cartago “ciudad
muerta desde antes de los temblores” no encontramos sino la ofuscación del
polemista que apela a todos los recursos para defender su tesis; pero estamos
seguros de que el mismo escritor, reflexionando, abriendo por un momento el
libro donde se registra la historia del pasado y las enseñanzas del presente de
esa admirable ciudad, tendrá que rectificar y confesar que la pasión lo llevo
por senderos extraviados.
Cartago no ha estado
muerta nunca, sino que al contrario, es la ciudad que más enérgicamente ha
mostrado el germen imperecedero de su vida. Ha resistido no uno sino muchos
terremotos: y a cada nuevo golpe se levanta con mayores energías, siempre con más
anhelo de vivir.
A paso de conquista, de
avance, habia llegado a ser una ciudad con todos los adelantos modernos,
algunos de los cuales -las cloacas y la cañería por ejemplo- no habia aun
obtenido nuestra capital.
De pronto todo aquello
vino al suelo. Los cartagineses vieron en una noche aciaga destruida su obra y
la obra de sus mayores, pero con un estoicismo casi sublime, con hambre, con
sed, maltratados física y moralmente, con la fiebre del insomnio y la laxitud
nerviosa del espanto, enterraron a sus muertos, socorrieron a sus heridos; y
luego secaron sus lágrimas y empuñaron la herramienta del trabajo para levantar
de nuevo su ciudad.
*
* *
La obra de un año, dice
mejor que nada si Cartago es, o ha sido en su vida una ciudad muerta. Quien vio
aquel montón de escombros, aquel caos espantoso que dejo el terremoto del
cuatro de mayo, no pudo imaginarse jamás que allí, bajo aquel montón apocalíptico
que no decía más que de la muerte y de la destrucción, estuviera pronta a
germinar la semilla de la nueva Cartago.
Los que íbamos de esta
capital a socorrer a los hermanos en desgracia, creíamos que aquella visión
horrible y trágica, quedaría flotando allí, en el más hermoso rincón del valle
del Guarco, como monumento de eterno recuerdo de la fuerza incontrastable de la
naturaleza. Pero un año después, aquellos escombros desaparecieron, aquellas
ruinas perdieron su aspecto ominoso y una ciudad riente, nueva, feliz, va
surgiendo, va levantándose, va proclamando por todas partes que aquel es el
santuario donde viven las más secretas energías del pueblo costarricense, que
es semilla que germina, que mientras Costa Rice aliente vivirá Cartago, la ciudad
favorita de los reyes españoles, la ciudad de donde han salido las más robustas
ramas del árbol costarricense.
Cartago no es una ciudad
muerta, Cartago no necesita tampoco de contratos ni de favores especiales para
levantarse. Sola, en la mayor de las fuerzas que es el carácter de sus hijos,
va levantándose, armada de todas las armas para resistir al coloso del Irazú
que en vano ha atentado muchas veces contra su vida.
Nosotros sentimos que el articulista
de La Prensa Libre haya dicho que Cartago es una ciudad muerta: porque dentro
de las misiones de la prensa, la más alta, la más noble, es la de estimular
esos generosos esfuerzos que demuestran a los excepticos que tiene nuestra raza
poderosas energías, de las que hacen alarde otras razas pero que acaso no saben
usar con tanta resolución.
Cantemos la reconstrucción de Cartago, la página más brillante de nuestra historia, el monumento más hermoso al carácter y a la virilidad de los costarricenses. (La Información, 1911, p. 2)
Referencias
·
Cartago vive. (s.n.). La Información, Año
III, N. 1059 (3 de junio de 1911). En: https://www.sinabi.go.cr/ver/biblioteca%20digital/periodicos/la%20informacion/la%20informacion%201911/fc-3%20de%20junio.pdf
·
El Folleto del Sr. Jiménez. (s.n.). La
Prensa Libre, Año XXII, N. 7034 (1 de junio de 1911). En: https://www.sinabi.go.cr/ver//biblioteca%20digital/periodicos/la%20prensa%20libre/La%20Prensa%20Libre%201911/LA%20PRENSA%20LIBRE_1%20JUN._1911.pdf
·
El Pilarico Informa Tres Rios. (11 de
julio de 2022). EL "CARTAGO VIVE...VIVE VIVE" LO ORIGINÓ EL TERREMOTO
DE 1910. Fernando
Gutiérrez. [Facebook] [Foto]. https://www.facebook.com/elpilaricoinforma/posts/pfbid02oBrHUGAutNMvVD9MgKComtpabsnLwpzQ1Fxke6xc82nSDQabWKXNCmPudoLR57z3l?__cft__[0]=AZWFSkWsjrHKCtZ_PxZxV_4bTDCXVeptM7u6Vx7JKYxj-ByMih4xHZIRfAcLPQjTs12MaX6t-Fwyfij-RY8HLkTy3XxjRuye37TLACdZgfv8aoWHq7wwDtk7QKmvMdOR8fyL4Qh0957eEgCidkv8mLRLaf4bPGmUo1ooEwxfbm3noQ&__tn__=%2CO%2CP-R
·
Granados, Jiménez, R. (2024). La
manifestación poética derivada del terremoto del 4 de mayo de 1910 en Cartago.
Revista Orígenes, ASOGEHI, Año 8 (N. 12). En: https://www.academia.edu/123795870/La_manifestaci%C3%B3n_po%C3%A9tica_derivada_del_terremoto_del_4_de_mayo_de_1910_en_Cartago
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